Andaban Tú–Tú y Chapita en la puerta de la habitación esperando a ver si la maga las dejaría colarse por un momento en su aposento.
Y tal fue la sorpresa para ellas, que la maga de todas las magas incluso antes de que pudieran entrar ya había preparado todos sus secretos, que escondidos se encontraban en las palmas de sus manos, en su pestañas que hacían soñar a cualquiera que las mirase y en sus movimientos… porque verla moverse era como tener delante el mar en calma, que suave se mueve cuando lo acaricia el viento.
Y así fue como de repente Tú–Tú y Chapita se encontraron enfrente de la maga, boquiabiertas, alucinadas, casi no podían pestañear ante tanta magia, y es que ya solo mirarla era volver a creer en las hadas.
Ella se adelantó y les dijo: “¿Queréis que os haga un truco de magia?”
Chapita y Tú–Tú dijeron rápidamente: “¡sí, sí! ¡Qué suerte!”
Y se pusieron tan contentas que se colocaron en primera fila, junto con otro aprendiz de magia, y dispuestas a aprender y a ser sus ayudantes, afinaron bien la memoria y abrieron por la última página el cuaderno del corazón para no olvidar.
La maga les volvió a preguntar con su baraja de cartas en la mano: “¿Cuántas veces creéis que puedo fallar?”, a lo que Chapita respondió: “Todas las que tú quieras”.
La maga pensó que eran demasiadas diciendo: “¿Tan mala maga crees que soy?”
Chapita le contestó: “pues en ese caso puedes fallar hasta 10 veces.”.
La maga pensó que ese número era algo más comedido pero aún seguían siendo demasiadas, así que de repente Chapita le dijo: “puedes fallar hasta 3 veces”.
Y con este reto la maga comenzó su truco haciéndoles elegir una carta, con la siguiente indicación: “no vale cualquiera, tiene que ser la que al pasar la mano por encima se note que es la más cálida y suave de todas”.
Tal y como lo dijo, a Chapita le entraron unas ganas tremendas de acurrucarse con la carta y echarse un sueñecito, por lo que tomó la carta y se la puso cual almohada por unos segundos… pero rápidamente se la enseñó a Tú–Tú y al otro aprendiz de magia. Se trataba del 6 de corazones, que apareció también con ganas de juerga.
La maga les dijo que tenían que volver a colocar la carta dentro de la baraja. Y dicho y hecho la carta volvió a esconderse entre todas. La maga tomó la baraja, se la colocó detrás de su espalda y entre sus manos, y con los ojos cerrados empezó a sentir cual de todas podría ser.
A continuación sacó tres cartas y de en una en una las fue dejando encima de la cama, mientras se mostraba que ninguna de estas era la elegida. Hasta que dijo mientras les daba la vuelta a cada una de las cartas: “Ya he fallado tres veces, ahora vendrá la vuestra, por lo que tenéis que poner un dedo en dos de las tres cartas que os he mostrado hasta ahora.”
La carta que quedó sin tocar al levantarla se descubrió que no era. Así que les pidió que volvieran a hacer lo mismo con las dos cartas que quedaron finalistas y que colocaran un dedo en aquella carta que pensaban que era la elegida.
Y como por arte de magia, al darle la vuelta a esta última carta elegida, descubrieron que volvió a visitarlas el seis de corazones para recordarles que creer es poder, que la magia está siempre que tú quieras.
Tú–Tú, Chapita y el aprendiz de magia dieron las gracias a la maga de todas las magas por aquel maravilloso regalo y le dijeron que le darían un globo de besos, uno muy muy especial con gorro y capa incluidos. Por lo que se miraron los tres a los ojos, juntaron sus manos y llenaron ese espacio con infinitos besos, tantos que estos se transformaron en un espléndido gorro que la maga se colocó mientras se acurrucaba sobre su capa de maga de todas las magas: larga, cálida y suave.
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Me ha encantado vuestro relato, cuanto aprendo y deseo seguir aprendiendo.
Besos Feliz Año Saniclon @2015