Maravilloso el reportaje que nos ha hecho el periódico El Mundo y, nada más y nada menos que, ¡junto a Fofito!, ¡todo un honor para nosotros!
Ella, Verónica, está entregada a aliviar la estancia de los niños en el hospital, a que «conecten con su parte lúdica y saquen su lado más inocente dentro de las circunstancias duras que están atravesando». Ella –cuyo álter ego es Amandina, licenciada en alegría– tiene las manos pequeñas, el corazón grande y la sonrisa enorme.
Él, Julián, está empeñado en demostrar que «la formación terapéutica es clave para actuar ante niños enfermos y que el payaso no se hace: se busca, se encuentra y, luego, se es. Es un yo libre, honesto, que expresa lo que siente. Es la inteligencia emocional en estado puro».
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