«Llegamos a la primer planta y Trebolina tenía que ponerse una mascarilla para protegerse de cualquier bichito que pudiera pulular por ahí. El Dr. Pollo le dio una a ella y le pedí otra para mi. Que me puse debajo de la nariz de payasa (mi mascarilla roja que me protege del bichito de la desesperanza).
Estábamos las dos muy guapas, tengo que reconocerlo, aunque al ratito de charlar, reír y respirar la mascarilla tiene un defectito: ¡empieza a oler muy mal!…y ni te digo si tenés agüita en la nariz lo incómoda que resulta. No lo ignoramos. No. Lo asumimos con dignidad. Así que saqué de mi cartera un súper-moco. Sí, en mi cartera de payasa no llevaba pañuelos, sino un súper-moco verde del tamaño de un limón, gelatinoso y divertido que partí en dos y compartí con Trebolina para sacarnos nuestra “foto manifestación”
Texto extraído de «Los Mil y un Latidos» actualmente en proceso de pre-edición.