El pasado jueves 15 de marzo, volvimos a pasar una tarde genial y esperamos que piensen lo mismo todas las personitas que vimos sonreír, y consiguiéramos tele transportar por unos instantes de una realidad que no merecen a un mundo en el que lo único que importa es sonreír.
Los payasetes Eslividich y Clorexidina, Clo que es más corto y sencillo para los amigos (es decir, cualquiera que hable con ella un par de carcajadosegundos) consiguieron algo muy bonito: quitaron el miedo que una pequeña princesa tenía a los payasos. Así nos lo adelantó su reina madre, que no le caían muy bien por anteriores experiencias, y sus ojitos vidriosos lo confirmaban. Pero claro, nunca antes habían tratado con Clo, que se puso a peinar la imaginaria cabellera del papá, carente de pelo, lo cual propició la primera sonrisa en nuestra pequeña.
– La raya en el centro? O a un lado? Una trenza!!!! O mejor, dos!!!!
Cada gesto y mirada con ella, la hacia reír más y más fuerte. El Rey nos miraba con cara de querer desterrarnos al reino al que mandan a los peluqueros desobedientes, pero como a cualquier dragón, oír esas sonrisas celestiales de princesa, calmaron su humor.
Eso y el sombrero de color rosa que le preparó y que tan bien le sentaba. Estaba tan contento con él, que no dudó en salir fuera del castillo, y presumir de estar a la moda delante de otros reyes de reinos vecinos, al otro lado del muro del castillo.Para nuestra bella princesita, Clo tenía preparado una perrita, que no supimos si era de color morado o lila, porque Eslividich es muy torpe para diferenciar algo así. Pero que a nuestra niñita encantó y no dudó en pintar los labios y ojos.
Regalamos un montón de primaveras en nuestras visitas, y es que estamos deseosos de que el buen tiempo se quede con nosotros.
Otro amigo que tuvimos el placer de conocer, no sé si está bien que lo desvelemos por su seguridad, pero era un agente secreto, en plena misión. Respondía bajo el pseudónimo en clave de “Cama-león”. Ya que tenía la peculiar habilidad de camuflarse con el entorno y el hábitat. En varias ocasiones nos despistó y perdimos contacto con él, ya que decidió desaparecer entre sabanas y almohadas. No tenemos tan claro que pudiese despistar a las verduras que el menú del buen espía incluía para esa noche. Esperemos que sí León….Cama-león!!
También conocimos a un futuro ingeniero, que le pillamos con la excavadora en la mano, en pleno levantamiento de cimientos y asentamiento de tabiques de carga, con lo que no podía permitirse el lujo de dejar de sujetar la pared, es una tarea importantísima y que requiere de mucha responsabilidad y destreza, y nuestro pequeño amigo (de 1 dedito + 1 dedito años) cumplía a la perfección.
Por último, visitamos a un majísimo chaval que se acababa de despertar del noble arte español de la siesta, pero que no dudo en marcarse unos bailes con nosotros, y quisimos transmitirle buen rollito y agradecer su coreografía y desparpajo, dándole una idea, no tan noble, pero también muy española: echarle un poquito de cuento para no ir al cole hasta el martes, aprovechando la proximidad de su vecino el ingeniero, y así alargar un poco más este puente…
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¡Gracias!!!! qué buenos payasos!!!!